03.01.2018
En el amanecer de los los días fríos emana por las riberas del río una gasa de niebla, que reclama un pasado acuático. Hay tal sutileza y abandono que parece indicar los vestigios de una derrota de las aguas a manos de las tierras emergentes. Cuando puedo me detengo unos instantes despreocupado para verla flotar en el meandro como un fantasma galante. No la veo, la respiro.
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