09.01.2018
Un día rollo, asistí al chispear sobre las hojas, fue lo mejor.
08.01.2018
De no ser una esfera, de buscar el final del mundo en un paraje y no en la conclusión de una existencia, éste de abajo bien pudiera ser un balcón al mismo. Incluso se ve un pequeño iceberg de la banquisa polar.
07.01.2018
Hoy hace un año de aquella carrera. Aunque la forma no sea la misma tuve que rendirle homenaje corriendo. Al igual que aquel día nevaba, faltaba la noche, el frío penetrante y muchas cosas más. Como recuerdo y enlace, la vida es vincular cosas, ha servido saltar los charcos del polígono Chacón como si llevara aquellos crampones.
06.01.2018
Hace un año exacto la vimos . Sobre las tres de la madrugada, después de muchas horas y kilómetros bajo un cielo siempre gris con una temperatura que rondaba los –20º en Overgård se abrió un claro y la guía nos avisó. Esta es de las primeras fotos. Sabíamos lo misteriosa y escurridiza que era nunca lo adictiva que iba a resultar.
05.01.2018
Sopeso la posibilidad de cargar la cámara durante algunas semanas y colocar aquí fotos frescas del mismo día. Con la bici será posible. Todo como un juego.
Un querido amigo dice que el otoño es un estado de ánimo. Todo puede serlo como los seres volubles que somos. La fotografía concede densidad a los recuerdos. En todo cuanto tenga de recorrido del pasado, de instantes entresacados a la penitencia del tiempo, es un estímulo o una rémora a nuestra disposición de espíritu.
04.01.18 – Foto tomada al Mar de Barents, uno de los mejores días del 2017
03.01.2018
En el amanecer de los los días fríos emana por las riberas del río una gasa de niebla, que reclama un pasado acuático. Hay tal sutileza y abandono que parece indicar los vestigios de una derrota de las aguas a manos de las tierras emergentes. Cuando puedo me detengo unos instantes despreocupado para verla flotar en el meandro como un fantasma galante. No la veo, la respiro.
Dicen de esta flor que vive un romance con el viento y desde entonces se estrechan por los campos en un juego eterno. 02.01.2018
¿Podré? Lo dudo. Será un reto. Vamos a intentarlo. Trata de colocar aquí una foto diaria, con algunas letras esbozadas si me es posible. Se permiten los retrasos si consigo recuperarme.
01.01.2018
El helecho sabe a pinar y acelga. Es una planta misteriosa e inacabada, un bosquejo que la flora hubiera abandonado antes de acabar. Era un árbol en Sierra de la Minas. Recuerdo las gotas resbalando por sus hojas y haciéndolas oscilar al desprenderse. Parecía hecha de lluvia. Al llegar la noche el bosque entero se repletó de luciérnagas que desplazaban sus trazos de luz entre ellas.
En la Noruega de 1863 nació Edvard Munch y Lisabet Hakegard. No se conocieron, les separaban mil kilómetros de montañas, nada tenían que ver entre sí salvo que confirmemos que veintiséis años más tarde aportarían su obra maestra: él daba la primera pincelada a El grito y Lisabet tenía a su hija Nella.
Las cronologías accidentales se propagan como llamaradas. En 1944, los nazis arrasan por completo la región del norte de Noruega y ambas son deportadas a un Oslo donde precisamente acababa de morir el pintor.
Ahora sabemos que madre e hija están enterradas al lado, en su pueblo natal, al pie de un fiordo, cerca de la mina de cobre donde trabajaron. La lápida de Lisabet dice “gracias por lo que eras para nosotros”, “amada y extrañada” dice la de Nella.
En 2006 recuperan El grito. Llevaba años en manos de ladrones. Apenas una semana más tarde, la bisnieta de Lisabet siembra unas matas de violetas en las tumbas. Era la flor preferida de su linaje femenino.
Desaparecen en las primeras nieves y rebrotan cada primavera.
Intensa emoción cuando atisbé el glaciar engarzado a una montaña, la cascada que durante unos segundos obturó un fragmento enorme de hielo que reventó después, su estruendo de granizada.
7000 AC no existía la escritura, ni la agricultura, a lo más parece ser que en alguna cueva oscura una leche de cabra, echándose a perder, formó el primer queso pero lo que sí es seguro es que el hombre necesitaba ya entonces representar su universo mediante el arte. El Alta, Noruega, hay numerosas agrupaciones de petroglifos y grabados de renos domesticados o salvajes. Toda cautivador pero me llamó la atención uno de ellos solitario a varios metros del grupo acercándose a una grieta por la que aún rezuma la humedad.
¿Quería representar un reno que va a al río? Probablemente no y sea una formación geológica posterior pero quiero convencerme que es así e incluso si se observa bien se apreciará un segundo reno por encima más simplificado como indicando que estaba más apartado y apenas se distinguía de la escena principal.
(Dejo la imagen a tamaño real en el enlace).
Vas a otra naturaleza buscando restaurar energías para afrontar la convivencia entre humanos, regresas añorando paisajes y evidencias, de inmediato, que con ella y poquito más te bastaría. Llamemos a esto, latidos salvajes.