Como un farallón inasible y móvil la niebla y el frío descienden de la montaña para confundirnos. Aguzados perfiles que se recortan en la cercanía e inauguran el tiempo de la resistencia, el mundo larvado.
Arriaje de banderas arbóreas, crujir de hojas, desmenuzamiento, pudrición y provisión de nutrientes.
Y un sol apático y gandul y vapor de agua en las bocas y espadas de hielo para cada amanecer.
Inquietantes imágenes plenas de misterio y atracción.
ResponderEliminar¡Qué tristes se ven los árboles desnudos de hojas!
ResponderEliminarPero aún así que bellos son.
Muy buenas las fotos.
Gracias...es que cada año llevo peor lo del frío.
ResponderEliminarAbrazos.
Con la foto de la paloma, más estas fotos, más las que te he visto, sigo pensando lo mismo: serías un buen director de fotografía cinéfilo.
ResponderEliminarAbrazos.
Si buenas las fotos, buenisimo el comentario.
ResponderEliminarUn placer llegar aquí. Te enlazo y espero utilizar alguna foto de estas, con tu permiso.
Un abrazo.
Son fotos de este año??? Sí que ha empezado a refrescar por allí, sí...
ResponderEliminarQué magia tienen esos árboles desnudos preparándose para soportar el frío. Ellos se desnudan mientras vosotros os abrigáis. Hermosas fotos. Saludos cariñosos
ResponderEliminarSe ven tan misticos entre niebla y frio..ellos saben que hacer en su sabia naturaleza interna...abrirse y dejar fluir el frio...luego vendra el sol a despertar las hojas dormidas,
ResponderEliminarlindas tomas!
besos,
Estupendo blog y preciosas fotos. Encantada de tenerte entre mis favoritos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jamás vi un lúgubre tan bien iluminado. La segunda imagen me parece bárbara.
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