Acostumbro a pasear en bicicleta con mi esposa Nahuyaca por una tierra manchega, solitaria y tranquila. La riega un minúsculo arroyo de aguas cristalinas y los encinares, abundantes y enormes, encuentran la compañía de cultivos de cebada, trigo o vid.
Se pedalea entre aromas de lavanda, tomillo y jara, casi en silencio, percibiendo poco más que la caricia del viento a los trigales.
Que puedo decirte, conozco bien esos encinares, ese olor, esa brisa, ese silencio de la tierra Castellana, su austeridad y su grandeza.
ResponderEliminarUn besazo
Preciosa composición del encinar y el campo verde transmite calma, serenidad y mucha, mucha tranquilidad.
ResponderEliminarPreciosa
fijate maestro que te tengo que ir a visitar.
ResponderEliminarQue decis podes hacer un lugar con el gato?
eso para bicicletear y hacer foto, dos cosas que me encantan
Aaains, qué paz transmite la foto...
ResponderEliminarMenuda envidia me das al describir ese paseo silencioso adornado de bellas encinas y con la fragancia de esos aromas.
ResponderEliminarUn abrazo
La foto parece una pintura. Què linda te quedò y que fortuna tienes de dartes esos paseos con tales imàgenes.
ResponderEliminarAbrazos.
Hermosa foto...
ResponderEliminarG. Aunque pasen los años no dejes de disfrutar estas aventuras de aromas y colores con tu pareja... Sigan descubriendo siempre nuevas rutas y nuevos caminos.
Y si alguna ruta te parece exquísita no dejes de frecuentarla con ella.